A morder de estas entrañas.
A saber de esta suerte
que se esconde en los mapas.
Por todo y también por tanto.
Por este siempre que ya no importa.
Saberse simple es tan imbricado
que absurdamente es lo mismo
la rosa con que me pincho
que el agua;
y la dejo correr.
la rosa con que me pincho
que el agua;
y la dejo correr.