en las entrañas de este tiempo.
Yo que no creía,
que me cegaba en vuelo
y nube
y derrota.
Yo que me vestía de esmero
y sin desnudarme
me atreví a ser Eva y sicario.
yo:
que me reiné en dos letras pesadas.
Yo que me incliné siendo soberana,
y permití sin dar permiso.
Yo que sublevé mis poros
hasta derrocarme
hasta disolverme en arenas
de playas livianas
y campos sembrados
con pocas palabras.
Yo que maté al espejo que me revelaba
y asfixié la sangre sin garganta;
me resuelvo hoy
y permití sin dar permiso.
Yo que sublevé mis poros
hasta derrocarme
hasta disolverme en arenas
de playas livianas
y campos sembrados
con pocas palabras.
Yo que maté al espejo que me revelaba
y asfixié la sangre sin garganta;
me resuelvo hoy
libre de ser libre
y de mis vientos
última palabra.
y de mis vientos
última palabra.